Dibujos para el fazine El Glayador

Hace un montón de años el ambiente cultureta del chigre El Cafetón degeneró en un fanzine llamado El Glayador. No podía dejar de participar con alguna ocurrencia, pero al final siempre llegaba el día de entrega y no tenía nada hecho, ante la insistencia de un cada vez más pesado Kánkamo diciendo que no había tiempo para esperar acababa cogiendo un boli y tras un folio reciclado me lo quitaba de encima con cuatro trazos mal hechos, y por supuesto si no cuidaba el dibujo tampoco iba a tener ningún pudor por la faltas de ortografía... para que me dejara tomar la cerveza tranquilo coimes. Así nacieron una serie de dibujos que surgieron sin ton ni son, pero que vistos ahora pueden llegar a tener algún sentido, por crípticos que pudieran parecer entonces.

¡¡¡Siempre estaremos a tiempo de cagarla un poco más...!!!


Otro de esos dibujos impresentables presentado para publicar en el fanzine El Glayador, que supongo que Carlos Garcia Rubio (perfil de FB) tendrá a disposición para consultar en el chigre El Cafetón. Aunque creo que tengo todos los números publicados solo pongo aquí mis aportaciones, hay cosas más interesantes sin duda pero no lo voy a hacer público sin saber la opinión de sus creadores.

No recuerdo si en ese momento (2005) había alguna noticia relacionada con la iglesia y su afición milenaria por hacernos sentir culpables, pero ahora casi lo hago extensivo a todos esas "organizaciones" que se inflan con el miedo y la represión. A estas alturas creo que queda claro que no quieren acabar con "Ateos" "Rojos" "Putas" y "Maricones", pues es su combustible elevador. Confunden el derecho a tener su propia opinión con el derecho a imponerla, eso es anticonstitucional pero sobre todo es inmoral. Ser ateo o rojo es una elección ideológica; ser homosexual es tan natural como no serlo; y ser puta es sobre todo una putada, y no por vender su cuerpo porque eso de alguna manera toda persona que tenga que recurrir a un trabajo indigno lo hace.

La cruz de tiritas la veía como un parche, el símbolo "sagrado" con el que intentan tapar sus contradictorios pinchazos.